“Más de un tercio de la población mundial, 2.500 mill de personas, no tienen acceso a un retrete”. La Fundación Gates y famosos comoMatt Damon han señalado esta crisis. El problema es que las soluciones se plantean como un proyecto puntero de Microsoft: con la última tecnología, pero a cientos de kilómetros. del cliente. El reto que han lanzado es crear un retrete que convierta los detritus de una familia (localizada en el mundo en desarrollo) en agua potable, energía y condimentos, como sal, además de incorporar un microprocesador y costar unos céntimos por persona al día. Los resultados obtenidos son sorprendentes, pero el coste es elevado y no son prácticos para quienes los necesitan. “Si el fracaso de muchos de los proyectos desarrollados en los últimos 60 años nos ha enseñado algo es que soluciones complicadas e importadas no funcionan”. Los problemas de higiene matan a 2.000 niños por diarrea al día, pero no hay soluciones baratas. Lo que la población necesita es un retrete que pueda construir, o comprar, con los ahorros de pocas semanas. En Haití, la organización SOIL ha llevado retretes ecológicos, como los usados en EEUU, a 20.000 personas, pero a un coste menor. Las bolsas Peepoo (cuyo coste unitario es 2 céntimos) convierten los desechos en fertilizantes. Además, resultan decisivas para salvar vidas tras desastres naturales. “Si adoptamos estos retretes de baja tecnología, estaremos en el camino correcto para que 2.500 mill de personas estén más cerca de tener un retrete seguro, limpio, cómodo y asequible”.